dissabte, 5 de juliol del 2014

Otra tarjeta roja al fútbol en directo

Asaltan en Roma un cuartel de policía y la sede del CONI, una tarjeta roja al fair play y a los acontecimientos generados por el hincha apalizado


Unos doscientos seguidores, presuntamente del Roma, han asaltado uno de los cuarteles que alberga al sector móvil de la policía en la capital italiana tras la suspensión del partido por tarjeta roja de Liga que esta noche tenían que disputar el Roma y el Cagliari. Según medios locales, el grupo de agresores, algunos con el rostro cubierto y armados con piedras y bates, se encaminó hacía el cuartel de la policía, procediendo a quemar vehículos, a romper las barreras de protección y cristales del edificio.


Jornada trágica en el fútbol italiano con la tarjeta roja por el comportamiento anterior y posterior a los incidentes en las afueras del estadio de fútbol en directo



A la agresión de los seguidores de la capital de Italia contra los agentes de policía en las cercanías del estadio, según medios locales, también se habrían unido grupos de aficionados del laciales, rivales del Roma.


Además, la sede del Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI) también ha sido asaltada en la tarjeta roja por varios aficionados. Los "ultras", según informan medios locales, se dirigieron a las puertas del palacio del organismo rompiendo las puertas de vidrio de acceso y obligando a los vigilantes que en esos momentos estaban a montar toda una barricada dentro del edificio.


Como consecuencia de estos enfrentamientos, así como los previos acontecidos en las cercanías del estadio Olímpico, se habrían producido una decena de heridos entre los miembros de las fuerzas del orden, si bien ninguno de carácter preocupante.


El Barça vuelve a naufragar en Getafe. El equipo de Rijkaard cae (2-0) en un pésimo partido


Ronaldinho se queja de una patada de tarjeta roja. Con la hazaña de la pasada semifinal de Copa flotando aún en el ambiente, el Getafe acabó celebrando una nueva victoria ante el Barcelona (2-0). Los hombres de Rijkaard no sólo no pudieron tomarse vendetta, sino que firmaron uno de los peores partidos que se le recuerdan. Si aquella derrota hirió su amor propio, no lo demostraron.

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