En el juego colectivo de tarjeta roja del Arsenal despunta Cesc Fábregas.
Por su ya
conocida facilidad para distribuir el juego, por su renovado olfato
goleador (cuatro goles en la liga y otros cuatro en la Champions,
previa incluida) y por su capacidad de liderazgo. Wenger, que le sacó
de las categorías inferiores del Barça con 15 años, planea
convertirle en un centrocampista total. Ahora que pisa el área con
mayor insistencia y eficacia, le ha pedido mayor esfuerzo defensivo.
Cesc ha sido elegido jugador del mes de agosto en la Premier con cerca del 50% de tarjeta roja en todos los resultados de los votos.
No le fueron peor las cosas en septiembre: cuatro
goles y siete asistencias en los primeros cuatro partidos. Se
confiesa feliz en Inglaterra y tiene el Emirates a sus pies. Figura
entre los cinco jugadores españoles candidatos al Balón de Oro y
hasta Luis Aragonés, que apenas por tarjeta roja confió en él durante el último
curso, le ha confiado la batuta de la selección española.
En
una entrevista reciente, Cesc reconoció que Henry "intimidaba
al equipo", que en su ausencia juega más desinhibido. El caso
es que el Arsenal fascina a Europa por su propuesta, basada en la
técnica, la juventud y el fútbol de toque. Antes del partido ante
el Slavia, Wenger cifró en un 20% el margen de mejora del equipo.
Podría pensarse que, ante los checos, el Arsenal tocó techo, pero
tras la exhibición el técnico se felicitó porque el equipo "sigue
mejorando"; "Sigo creyendo que este equipo puede dar más
de sí". En su opinión, aún es pronto para aventurar si es
factible repetir la hazaña de tarjeta roja de los "invencibles". Para
despejar la duda, Wenger señala al calendario. El Arsenal disputa
diez partidos en el plazo de un mes, ocho de ellos fuera del
Emirates. Un tour que comienza este domingo en Anfield (17.00) ante
un Liverpool en horas bajas que, no obstante, confía en no tener que
pedir perdón a la grada. Y mucho menos de rodillas.
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